segunda-feira, 2 de abril de 2012

POST 1430: CUANDO Y POR QUE ELIMINAR COMENTARIOS NEGATIVOS Y BLOQUEAR CUENTAS. Por Oscar Del Santo


Aquellos que no nos sentimos a gusto con el ‘pensamiento único’ en política, arte, cultura y por ende social media venimos comprobando con creciente preocupación el establecimiento de ciertas pautas de conducta en la gestión de la reputación online en internet y las redes sociales que – a pesar de estar motivadas sin duda por las mejores intenciones – amenazan no sólo con establecer un falso consenso en torno a un tema mucho más complejo de lo que algunos puedan inicialmente pensar sino en causar un daño en ocasiones irreparable a empresas, instituciones y personas. Me refiero al cacareado mantra de ‘nunca eliminar comentarios negativos‘ en redes sociales y como consecuencia (se imagina uno) nunca bloquear las cuentas de los usuarios que hayan podido emitirlos.
Esta es quizás la máxima expresión de un actitud que he denominado ‘buenista‘ y que en la era pre-digital hizo que empresas del prestigio y la solvencia de Audi perdieran un 80% de su facturación y cientos de puestos de trabajo por una acusación que actuó como pistoletazo de salida de un reguero de declaraciones y acusaciones que un estudio oficial pudo probar eran totalmente injustificadas tan sólo unos meses después. Para entonces el daño ya estaba hecho y era demasiado tarde. Este es el riesgo al que sin duda nos enfrentamos todos y cada uno de nosotros en la Web 2.0, que no es sino una democracia de facto en la que todo tipo de opiniones y comentarios pueden verterse – incluyendo las decididamente maliciosas y dañinas – con casi total impunidad.
Me gustaría antes que nada establecer desde el respeto un marco común con los bienintencionados ‘buenistas’ en esta espinosa cuestión. De acuerdo con ellos en que muchos comentarios negativos pueden tener una justificación; en que en la mayoría de las ocasiones el eliminarlos por sistema es un mala política; en que hemos de aprender a encajar las críticas, de las que podemos aprender mucho; en que la gestión de esos mismos comentarios puede demostrar a nuestra comunidad de seguidores nuestra auténtica valía; y, por último, en que el eliminar comentarios no garantiza que el individuo en cuestión no vaya a comentar en otros foros o medios fuera de nuestro control que nos puedan hacer el mismo o más daño. Sin duda todo comentario negativo merece una consideración especial y es importante para los community managers o gestores de las redes sociales el ejercer el mejor de los criterios para lidiar con ellos.
A partir de ahí es cuando creo que procede analizar con una actitud más selectiva e inteligente el espacio en el que se ha producido el comentario en cuestión. Para facilitar esta tarea la dividiré en tres posibilidades que creo cubren la gran mayoría de los casos:
1) Espacios online ‘privados‘: páginas web, blogs y redes sociales de una persona
2) Espacios online de las empresas comerciales
3) Espacios online institucionales que emiten información de carácter público para los ciudadanos

Analicemos brevemente cada caso para establecer los criterios más apropiados.
1. Comentarios negativos en espacios ‘privados’
En esta segunda década del siglo XXI, la mayoría de nosotros disponemos de nuestro más o menos pequeño nicho en las redes sociales en forma de cuentas en Facebook, Google+ o Twitter y en muchos casos un blog en Tumblr, Blogger o WordPress. La gestión de estos espacios será tan idiosincrática como lo sean nuestras personalidades, intereses y objetivos, pero en todo caso hay un principio de carácter general que se aplica en lo referente a este y otros temas relacionados: tienes total libertad para gestionar tus cuentas privadas en las redes sociales como te parezca más apropiado; te corresponde a ti el decidir qué comentarios y personas permites en tu espacio y cuáles no.
Esto no significa ni mucho menos que no haya formas más inteligentes y avezadas de ejercer nuestros ‘privilegios’ y que no existan casos especiales de personas que por su relevancia pública deban seguir criterios similares a los de una empresa comercial (sobre todo si en tu página o red social ‘vendes’ algo). En el resto – y especialmente para los que posteais para vuestra familia, amigos o círculo reducido sin otro objetivo que el de divertiros y/o compartir – no existe razón objetiva alguna por la cual no se puedan eliminar comentarios que te resulten ofensivos, insultantes o hirientes. En tu espacio ejerces tu libertad de expresión y tú decides si te enzarzas en discusiones con aquellos que discrepan de ti, los ignoras, o – si resultan excesivamente pesados, repetitivos o maliciosos – hasta los bloqueas. (Quiero recordar a los ‘buenistas’ que en este imperfecto mundo nuestro existe gente que en determinadas ocasiones se manifiesta como obsesiva, irracional y me atrevería a decir que hasta malvada, aunque afortunadamente sean una minúscula minoría. En mi caso personal y como botón de muestra, hasta el momento la proporción de los que me he visto obligado a bloquear por esos motivos ha sido de 1/1000).
2. Comentarios negativos en espacios de empresas comerciales
Las empresas comerciales se pueden encontrar en sus espacios online comentarios negativos de procedencia múltiple. Nuestra labor se ha de centrar al principio en establecer una división entre comentarios ‘espontáneos’ y ‘maliciosos’.
En el primero de los casos es cuando como norma general deberemos no sólo respetar el comentario y la opinión negativa sino darle la mejor respuesta posible según expliqué en ‘Reputacion Online Para Tod@s‘. Atención: el cliente no siempre tiene la razón y aunque una empresa se deba a sus clientes (aunque también: ¿no se debe una empresa a sus empleados, accionistas y a la comunidad en la que desarrolla su actividad?) eso no significa que no se reserve el ‘derecho de admisión’ y pueda puntualmente eliminar comentarios que contengan información falsa que por su naturaleza pueda causar un gran daño a la entidad, como en el caso de Audi ya citado (cuando así sea se podrá iniciar una comunicación directa con el cliente por otros canales). Es altamente recomendable el establecer unas pautas de participación que marquen las ‘reglas de juego’ básicas para los internautas y que excluya por ejemplo ataques personales, comentarios racistas o que contengan palabras malsonantes, etc. y que se habrá de aplicar con mucha flexibilidad.
En el caso de los comentarios maliciosos procedentes de ex-empleados, competidores, etc. que buscan desprestigiar o hacer daño, existirán ocasiones en las que sin duda la empresa hará bien en eliminarlos y llegado el caso bloquear cuentas. De nuevo habrá que aplicar un excelente criterio (¿alguien dijo que era sencillo ser un buen community manager?) y nos vamos a encontrar con ocasiones en las que los comentarios en sí mismos junto con nuestra acertada respuesta tienen un efecto boomerang, se vuelven contra quienes los emiten y nos resulta más favorable el mostrarlos.
3. Comentarios negativos en espacios institucionales
Hace aproximadamente un mes recibí la llamada de auxilio de un ayuntamiento del norte de España con referencia a su cuenta de Facebook. Con la mejor intención, esta corporación local había abierto una página de carácter marcadamente no político (doy fe) en la que informaba a sus conciudadanos de conciertos, charlas, actividades culturales y turísticas, la cartelera de cine y otra información de interés y hasta para las mentes más retorcidas por así decirlo ‘neutra’. El muro no estaba censurado ni semi-censurado y se encontraron para su sorpresa con que sistemáticamente uno/varios adversarios políticos se encargaban de introducir de forma constante y reiterada comentarios y ataques que a veces no tenían ni siquiera relación con la información o los temas tratados. Esta es la triste realidad que a veces se escapa a los ‘buenistas’, y que hace que una página como esta que debería haber sido desde el principio un espacio amable para intercambiar información, estar al corriente sobre lo que ocurre en el pueblo e invitar a los visitantes a acercarse a conocerlo se hubiera convertido en campo de batalla y ofreciera a los foráneos una muy pobre imagen de la localidad.
Bienvenido/a a la a veces dura realidad del día a día de la gestión de la reputación online para la que aquellos con la encorsetada actitud ‘buenista’ no tienen casi nunca respuesta. Lo cierto es que los espacios institucionales pertenecen a todos los ciudadanos (que somos al fin y al cabo los que los financiamos): pero de la misma forma de la que expulsaríamos de un parque público a alguien que viola las normas básicas de civismo, existirán contadas ocasiones en las que nos veremos en la obligación de eliminar comentarios de o bloquear a ciertos individuos cuyas manifestaciones resulten inapropiadas, ofensivas o calumniosas. Insisto: el haber creado unas normas de participación aceptadas por el mayor número posible es de gran importancia, y sin ningún género de dudas los responsables institucionales podrán y deberán dar respuestas a un gran porcentaje de los comentarios críticos desde el mismo espacio web o red social sin necesidad de eliminarlos. Sin embargo, es injusto para la mayoría el que se permita en casos como el arriba citado el que un reducido número de individuos estropeen un espacio público que nos pertenece a todos.
En este apasionante mundo digital en el que vivimos, nos movemos en un entorno con una mucha mayor transparencia e inmediatez en el que tanto personas como empresas e instituciones están más expuestas que nunca a los comentarios y las críticas. Y creo firmemente que ello ha supuesto un salto evolutivo en una gran medida positivo con respecto a un pasado en el que eran tan sólo los medios de comunicación los que ejercían un control casi total sobre la información y en el que distinguíamos entre ‘opinión pública’ y ‘opinión publicada’. Corresponde a los gestores de la comunicación online dentro de estas nuevas reglas de juego el defender con flexibilidad e inteligencia a sus clientes – en especial ante ataques injustificados y maliciosos – y a cada uno de nosotros el disfrutar de nuestros espacios en la web y las redes sociales cerrando la puerta en ocasiones a aquellos cuya actitud o comportamientos así lo merezca. Nos lo hemos ganado.



Oscar Del Santo
Es impulsor y divulgador de la reputación online, el ‘marketing de atracción 2.0’ y el ‘personal branding’ en España. Formador, consultor, autor y conferenciante internacional bilingüe, colabora con todo tipo de empresas e instituciones así como escuelas de negocios y agencias de comunicación y social media punteras.
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